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Foto del escritorMiriam (Bibliotecaria)

¡Hola chicos! Este es un espacio para disfrutar, compartir y comunicarnos…

Actualizado: 14 abr 2020

Así que hoy les dejo este cuento de nuestra querida María Elena Walsh

¡Espero que lo disfruten!



Y AQUÍ SE CUENTA LA MARAVILLOSA HISTORIA DEL GATOPATO Y LA PRINCESA MONILDA

Una vez, en el bosque de Gulubú, apareció un Gatopato.
 ¿Cómo era?
 Bueno, con pico de pato y cola de gato. Con un poco de plumas y otro poco de pelo. Y tenía cuatro patas, pero en las cuatro calzaba zapatones de pato.
 ¿Y cómo hablaba?
 Lunes, miércoles y viernes decía miau.
 Martes, jueves y sábados decía cuac.
 ¿Y los domingos?
 Los domingos, el pobre Gatopato se quedaba turulato sin saber que decir.
 Una mañana calurosa tuvo ganas de darse un baño y fue hasta la laguna de Gulubú.
 Toda la pateria lo recibió indignada.
 -¿Qué es esto?-decían los patos-,¿un pato con cola de gato?
 Y como era lunes, el Gatopato contesto miau.
 ¡Imagínense!
 ¿Se imaginaron?
 Los patos se reunieron en patota y le pidieron amablemente que se marchara, porque los gatos suelen dañar a los patitos.
 Y el pobre Gatopato se fue muy callado, porque si protestaba le iba a salir otro miau.
 Caminó hasta un rincón del bosque donde los gatos estaban en asamblea de ronrón, al solcito.
 Y como el Gatopato los saludo diciendo miau, lo dejaron estar un rato con ellos, pero sin dejar de mirarlo fijamente y con desconfianza.
 El pobre Gatopato se sintió muy incómodo entre gente tan distinguida.
 Muchos días paso el pobre completamente turulato y llorando a cada rato adentro de un zapato. Hasta que una tarde pasó por el bosque la princesa Monilda, toda vestida de organdí, y lo vio, llorando sin consuelo, a la sombra de un maní.
 -¡Que precioso Gatopato!-dijo la princesa.
 -¿De veras te parezco lindo, Princesa?-pregunto el Gatopato ilusionado.
 -¿Precioso, ya te dije!-contesto la princesa.
 -Sin embargo, aquí en el bosque nadie me quiere-se lamentó el Gatopato.
 -Si quieres, yo te puedo querer-le dijo la princesa cariñosa.
 -Sí, quiero que me quieras -dijo el Gatopato-, siempre que tú quieras
 que yo quiera que me quieras, Princesa.
 -Yo sí que quiero que quieras que yo te quiera -respondió la Princesa.
 -¡Qué suerte!-dijo Gatopato.
 -Hacía años que quería tener un Gatopato en mi palacio, dijo la Princesa.
 Y lo alzo delicadamente, le hizo mimos y se lo llevo al palacio, donde el Gatopato jugó, trabajó, estudió y finalmente se casó con una sabia Gatapata.
 La princesa cuido a toda la familia Gatipatil, dándoles todos los días una rica papilla de tapioca con crema Chantilly.
 Y todos vivieron felices hasta la edad de 99 años y pico.
 
 Y de este modo tan grato
 se acaba el cuento del Gatopato.
 
 María Elena Walsh
Cuentopos de Gulubú, Ed. Alfaguara, Buenos Aires, 2000. Capítulo 128 


Seguramente están cuidándose mucho #yomequedoencasa

¡Hasta pronto!



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